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lunes, 20 de abril de 2020

Rescue me


Ya no recuerdo el año en que todo sucedió. Leyendo mis diarios pude ver el dolor que sentía desde pequeña. A los 12 ó 13 años mis primeras cortadas, cada día más grandes, cada día más profundas. Nadie lo notó, o si lo hicieron, no le dieron importancia, “quizás sólo sea una etapa”. El dolor seguía creciendo. A los 15 dejé de comer, por primera vez me comenzaba a sentir bonita, para mí todo se iba a arreglar siendo tan delgada como si fuera a desaparecer, pero después de los “halagos” por ser delgada comenzaron las críticas, las burlas. Todo sucedió en muy poco tiempo, cansada de la gente comencé a comer, cada vez más y más y más. Engordé tanto, mi único remedio: vomitar, 16 años. Ahí comenzó la pesadilla. Mi adolescencia, los que creí que serían mis mejores años, los viví en la oscuridad. Mis días consistían en comer, vomitar, cortarme. Hundida en sangre y vómitos, día tras día. Llegué a hacerlo en la escuela, y en cuanto llegaba a mi casa no paraba: comía, vomitaba, comía, vomitaba, 3, 4, 6 veces, unas cuantas cortadas y al fin me dormía, sólo para despertar al día siguiente en el mismo infierno. Cada vez peor, más dolor, pero no lo noté, porque me acostumbré a vivir así. Nunca pensé en la magnitud de mis cortadas, no solo eran antebrazos y muslos, fue todo, dorso de los pies, piernas, muslos, cadera, abdomen, espalda, pecho, brazos, hombros, labios y lengua. Corté todo, cada parte de mí. 17 años, finalmente, casi 100 pastillas: propanolol y fluoxetina. Todo se sentía surreal, me quedé dormida (convulsioné) y tras un lavado gástrico y unos días internada regresé a la vida “normal”, pero todo cambió. No podía ir a la escuela, el psiquiatra me etiquetó como un daño para la sociedad y para mí misma. Perdí el año escolar. No podía estar sola, no podía tener objetos punzocortantes, estar cerca de ventanas, medicamentos y muchas cosas más. Me llevaron con médicos y más médicos, los odiaba, y nadie hizo nada por mí, excepto mi madre. Ella lloró, se desveló, rezó, gritó. Entendí el daño que le hacía y yo intenté ser mejor, intenté dejar de dañarme, pero no lo logré. 17 años pero meses más tarde, sobredosis, de nuevo. Más médicos y la misma historia, nadie me ayudaba, porque yo no quería ser ayudada. Lo único que pasaba por mi mente era desaparecer, terminar con el dolor que cargué durante tantos años. Depresión, ansiedad, trastornos de alimentación, autoflagelación, intentos de suicidio. No sabía cómo ser feliz, no podía salir de ese agujero, pero ya no podía seguir así, o me moría o cambiaba mi vida. Así que lo intenté una vez más, luchaba contra mí misma, contra mis pensamientos dañinos, contra esa adicción a cortarme, luché y luché, me costaba tanto pero poco a poco pude dejar de lastimarme. Recuerdo la última vez que me corté, poco antes de comenzar la universidad. Y los años siguientes no fueron nada fácil. Quizás ya no me cortaba, pero eso no significaba que los pensamientos hubieran desaparecido, tenía que seguir luchando, ahora con las cicatrices que quedaron. Día tras día fue una batalla. Pero el día de hoy, a mis 24 años, puedo decir que lo logré. Fue tan difícil, pero lo hice. El día de hoy soy feliz.

domingo, 19 de junio de 2016

Complicated.

Necesito escribir. Necesito desahogarme, pero todo es un desastre en mi mente right now. Lo sorprendente es esto: no pienso en cortarme ni en querer morir. Ya no. Más bien... lo pienso pero ya no es una opción.
Esto me hace sentir tan... no sé. Debería sentirme bien, supongo, pero no es así. Tampoco me siento mal. Es extraño. Es como si una parte de mi estuviera perdida, confundida o incompleta.
Lo extraño, ¿saben? Todo eso. De cierta manera extraño las noches llenas de sangre, extraño ese sentimiento que no comprendo, pero a la vez lo odio. Sigo extrañando esa depresión que me invadía, ese tormento, ese maldito infierno. Pero lo odio. Odio ese infierno.
¿Cómo arranco el pasado de mí? ¿Cómo me libero de todo aquello que aún me hiere?
Aunque 'extrañe' esas noches sin dormir atormentada por mis pensamientos, quiero que paren, que no pasen más. Pero al parecer no se detienen, no para siempre.

lunes, 15 de febrero de 2016

I´m still breathing.

Escrito en noviembre de 2015:
Tercer entrada del año. Tiempo sin escribir.
Seguramente les pasa... ya casi va a terminar el año y voltean a ver todo lo que hicieron en ese tiempo. Aquellas personas con quien se toparon, experiencias nuevas, risas, tristezas, vivencias que se volverán recuerdos. Y llega ese sentimiento de nostalgia. Así estoy ahora. Noviembre... ese mes que me entristece, un mes "especial". Un mes más y habré logrado terminar un año COMPLETO sin todo aquello que me dañaba. Sin vomitar, sin cortarme, sin ayunar, sin intentar quitarme la vida. Desde hace aproximadamente 4 años que no lograba tanto tiempo así, sin autoflagelarme... y estoy por cumplir ahora un año, un año sin tanta mierda en mi vida.
Pero que no lo haga no quiere decir que no lo piense. Porque lo pienso, y cada pensamiento, cada recuerdo me sigue haciendo daño, pero no se ve, nadie lo ve, nadie sabe. Paso días con tanta ansiedad, a veces hasta con depresión, sí, esa que tuve por tanto tiempo, esa que parecía interminable, a veces se va, pero regresa, sigue ahí, y debo luchar contra eso, aprendí a controlar los impulsos, pero a veces pienso en ceder.

Tengo casi 20 años. No me siento bien con mi vida. Y, claro, me siento estúpida por pensar así. Me siento estúpida cada que quiero vomitar, porque siento que lo necesito pero se que no es así. Me siento estúpida al recordar todo mi pasado, tantos años desperdiciados hundida en esta "enfermedad". Me siento estúpida por querer morir, porque veo cómo se forma un ser humano, y me sorprende saber todos los procesos por los que hay que pasar para que una persona pueda tener vida... y que de un día para otro hayamos personas queriendo terminar con eso. Me siento estúpida esos días que falto a clases porque me siento deprimida.
Pero también debo decir que ya no es tanto, hasta podría decir que son más los días buenos que los malos. Rara vez lloro. E insisto, ya casi logro un año sin hacerme daño.

domingo, 8 de marzo de 2015

Darling, scars will remain.

No sé si esto es así de difícil o soy yo la que lo complica.  Este cambio se me hace tan difícil. Primero estoy ahí, en la sala del hospital, conectada a tantas máquinas, monitoreando los signos vitales. Muriendo. Intento de suicidio. Depresión. Anorexia. Bulimia. Trastornos... O eso dicen los médicos. Me internan. Lucho por dejar de vivir, por dejar de sentir, por dejarlo todo de una vez por todas. Harta de la vida, de la gente, de mí . ¿Y ahora? Estaré ahí mismo, es una sala de un hospital, pero esta vez estaré salvando vidas, luchando por hacer que alguien tenga una segunda oportunidad, así como yo la tuve, aunque en ese momento fuera en contra de mi voluntad. 
Primero estoy ahí. Cortándome. Vomitando. Deseando lo peor. Ahora estoy estudiando, aprendiendo como mejorar la salud de la gente. Estaré salvando vidas mientras mi piel marca mi pasado, mi pelea conmigo misma, mi infierno. Y no, no estoy lista para lidiar con eso. No me siento lista para esto. 
Mi pasado no me define, eso quizás sea cierto. Pero me ha dejado marcada, y para siempre. Y viviré con eso por el resto de mi vida. 
¿Cuantos casos no veré como los míos? Recordándome todo. Simplemente siento no poder. 
Realmente no me arrepiento de nada, el haber vivido todo eso me enseñó cosas, pero me es complicado tener que sobrellevarlo. No quiero seguir viviendo con esto sobre mis hombros, atormentando mi mente, no quiero vivir. Y ¿cómo estaré luchando por la vida de alguien mas si no me importa la mía? ¿Cómo haré vivir a alguien si yo quiero morir? Intento salir de este vacío pero es imposible, no se puede hacer como si nunca hubiera pasado. ¿Y ahora? Trato de hacer lo mejor que puedo, pero es difícil. O quizás solo soy yo la que lo complica.  

Ahora estoy en primer semestre de la carrera de medicina. Sigo luchando día a día contra los impulsos de mi mente. El cambio externo fue repentino, de un día para otro cambié mi cabello de colores a un cabello más "normal", pasé a vestir de blanco, a verme más como una "futura doctora", como sea, puedo vivir con eso, pero el cambio interno, ese es el que me duele. No me sentía lista para esto pero aquí estoy, y sólo tengo dos opciones: seguir o hundirme.

Ultimamente pienso mucho en el suicidio, de nuevo, sólo que ya no es tanto una opción. Llevo MESES evitando cortarme, y hasta ahora lo he logrado. Cada vez parece más imposible, pero sé que si caigo será en picada, así que resisto, resisto lo más que puedo y aquí estoy, entera. No sé cuanto tiempo más duraré así, hago lo que puedo pero quizás no sea suficiente, y me siento sola en esto. 19 años, estudiante de medicina. Sola. ¿Seguir... o hundirme?



miércoles, 22 de octubre de 2014

cuts cuts cuts.

Carajo. Siento que todo es mi culpa. Las cosas en mi vida están mal. Aggh.

Mi papá me ha jodido toda la vida con la comida: "ya comiste mucho, eso tiene mucha grasa, son muchas calorias, ya no cenes y aguántate hasta mañana, deja de comer tanto, blablabla". Pero ah, apenas me da anorexia y entonces ahí si me convierto en su "flaquita" y me compra comida light y le encanta verme matándome haciendo ejercicio, me da laxantes, le vale verme morir. Ahora que estoy bien volvemos a lo mismo, "ya comiste demasiado, no tomes eso, es pura azúcar, ven a correr conmigo"... y yo me aguanto, estoy tan sola que bien podría llevar semanas sin comer pero trato de alimentarme bien, trato de estar bien a pesar de que me joda todo el tiempo que se digna a estar en la casa.
Me enferma, enfermó a mi mamá, por eso mi mamá se tuvo que ir, por eso se la ha vivido en hospitales todo este tiempo, porque él es enfermizo, nos destruye. Y yo me aguanté, me hice la fuerte al igual que mi mamá y las dos acabamos mal. Ahora yo me aguanto todas sus groserías por mis hermanas, porque ellas merecen una familia (si es que nos podemos llamar así), pero mi mamá me dijo que ella se aguanta sólo por mí, porque no quiere que recaiga, lo que no sabe es que mientras ella se fue de la casa yo me hundí de nuevo, mientras aparentaba ser fuerte destrocé mis piernas y mis brazos, me destrocé por dentro, porque ya no puedo soportar ésto. Y resulta que ella sólo soporta a mi papá por mí... si no fuera por mí quizás ella estaría bien.
Por mientras quedamos en que nos iremos de la casa un tiempo, mi mamá, mis hermanas y yo. A ver si mi papá cambia un poco. Es difícil, lo hemos hecho antes y es difícil, pero yo ya no soporto seguir aquí.

Mientras tanto yo sigo intentando sanar, quiero dejar a un lado los cortes, sentirme bien conmigo misma y tratar de ser feliz, pero nunca faltan los que me joden siempre, que si el cabello se me ve fatal, que si me visto de negro, me maquillo muy oscuro, que mi música es horrible, que debería elegir otra carrera porque no me creen capaz para lo que elegí... sonará estúpido pero me afecta, me afecta porque mientras yo trato de sentirme bien conmigo misma después del infierno que he vivido, todos ellos arruinan mi trabajo, y me cuesta el triple, y la batalla parece nunca terminar. Y me cansé.

Liego volveo a mi alrededor y me doy cuenta de que el mundo está jodido. Asesinatos, secuestros, mierda por todos lados. Pareciera que ya nada vale la pena, pero pues aquí seguimos, ¿no? Viviendo por algo... no sé por qué pero lo hacemos. Como si las cosas fueran a cambiar, como si mi papá fuera a cambiar, como si algún día yo volviera a estar bien del todo. Es lindo creerlo pero en el fondo sabemos que no pasará.

Y ¿saben qué? Tengo miedo. Muchos le temen a la muerte, al qué pasará después. Bueno, yo no, yo le temo a la vida. Pero heme aquí.




Bueeeno... ni fue tanto, traté de controlarme lo más que pude. Además estaba tirada en mi cuarto en un charco de sangre y se le ocurrió a mi papá llegar justo en ese momento, así que tuve que limpiar todo y eso evitó que me cortara más. (Fue la vez de las piernas).